Si el sistema económico político que rige al planeta ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio; entonces, ¿tenemos que conformarnos con el vuelto, con los ripios, con el precio que nos colocan? ¿No suena a locura que intercambiemos nuestra dignidad? ¿Puede así una mal llamada “sociedad” progresar? Si los recursos naturales y los medios de producción son privados no es dable llamarnos peruanos, nos correspondería llevar el nombre de los más ricos, en la práctica, los dueños y decisorios del destino de Perú. Se me ocurren nombres: los Brescianos, los Benavides, los Romeros,… No peruanos porque Perú ya ha sido comprado. La palabra peruano implica sociedad, sociedad es cooperación –en conjunto- para su éxito, en conjunto significa que todos deberíamos ser dueños y podríamos decidir el destino de nuestro país. ¿Lo somos?

La dignidad peruana está en su educación, su alimentación, su salud,… su calidad de vida; sin embargo, ésta ha caído en una lucha comercial y privada. Y el problema no solo es peruano es planetario. Por eso hay alrededor de mil millones de personas que se mueren de hambre, los recursos naturales del planeta se agotan vorazmente, la polución llega a límites insoportables,… ¿Esta dramática situación no nos obliga a pensar y producir un cambio hacia una mejor sociedad? Esa es la actual importancia de Marx, porque él planteó soluciones profundas frente a las raíces de estos problemas que han devenido en nuestra realidad planetaria presente. Por tal motivo y con el fin de colaborar en la meditación que todos deberíamos tener, acá les dejo una conferencia (organizada el mes pasado por el movimiento Integración Estudiantil) sobre “Marx y los trabajadores”, expuesta por grandes conocedores del Marxismo: el abogado, sociólogo y científico Héctor Béjar y el Literato, docente y bachiller en Derecho Dante Castro.

Nota: debo excusarme por la usencia -por problemas técnicos- en el vídeo de Víctor Aguirre, el tercer ponente de esta conferencia y parte de Integración Estudiantil.